El volumen de 246 páginas desvela la personalidad de Carmen Mondragón, pintora y poeta que marcó diferencia con su arte inteligente y su libertad sexual y de pensamiento.
La autora Sandra Frid ya ha escrito acerca de mujeres destacadas en los libros Luz entre cenizas, sobre la filosofa Edith Stein, defensora de los derechos de la mujer, y La danza de mi muerte, acerca de la narradora y precursora del ballet en México Nellie Campobello.
Por Gustavo Borges
México, 23 de enero (EFE).- La nueva obra de la escritora mexicana Sandra Frid, que recrea la vida de la irreverente artista Nahui Olin, confirma la fascinación que le causan a la autora la fuerza de las mujeres indóciles, que tienen alas fuertes y vuelan con ellas.
“Lo que me atrajo de Nahui fue su rebeldía, sus ansias de comerse el mundo, su inteligencia y su creatividad”, revela Frid en entrevista a Efe a propósito del libro La mujer que nació tres veces, editado por el Grupo Planeta.
El volumen de 246 páginas desvela la personalidad de Carmen Mondragón, pintora y poeta que en algún momento fue reconocida como la mujer más bella de México, aunque marcó diferencia con su arte inteligente y su libertad, incluso en su comportamiento sexual.
“Fue creativa en muchos sentidos. Fue escritora, compuso música, fue pintora, hizo escultura. Y además, dicen que era la mujer más hermosa de México. Está un poco olvidada y me encantó rescatarla de esa manera distinta que es la novela”, revela la autora.
Antes Sandra escribió obras como Luz entre cenizas, sobre la filosofa Edith Stein, defensora de los derechos de la mujer, y La danza de mi muerte, acerca de la narradora y precursora del ballet en México Nellie Campobello.
Frid reconoce que le atraen las mujeres rebeldes y en su nueva obra se sintió influida por la energía de Nahui, fallecida en 1978.
“No es que ella se haya tomado un café conmigo mientras escribía de su vida, eso no, pero al releer la novela sentí que algunas cosas yo no las escribí, tal vez las dictó el personaje”, dice al referirse al lado etéreo de la escritura que los autores nunca saben explicar, aunque lo viven.
Amiga de Diego Rivera, Pablo Picasso y Tina Modotti, la poeta Olin vivió algunos romances turbulentos hasta dar con un amor trágico que la subyugó y marcó un antes y un después en su vida.
Uno de los momentos de la novela que delata el genio precoz de Nahui es cuando su maestra se aparece con un cuaderno escrito cuando la niña tenía 10 años. Lo que se lee es un texto maduro, con profundidad y belleza inusual en una persona tan joven.
“Ella fue como esos niños prodigios que a los 10 años dan conciertos de violín, de piano. Nahui no inventa esa historia, fue su maestra de la escuela la que trajo el cuaderno y dijo, esto lo escribió a los 10 años.”, reitera.
Para Sandra la clave de la escritura está relacionada con la disciplina, sin embargo cree en la existencia de algo espectral en el proceso de la creación.
“Cuando estoy escribiendo una novela empiezan a pasar cosas como un imán. Definitivamente sí creo en las musas”, acepta. Entonces fantasea con la posibilidad de regresar a su personaje para encontrarlo en el más acá.
“Si pudiera tomar un café con Nahui, le pediría que me contara de su niñez, de la relación con su padre, de qué sintió cuando la familia la rechazó y de estos impulsos que la llevaron a hacer todo lo que hizo desde crear hasta posar desnuda de pies a cabeza”, asevera.
Sandra es una obsesionada con la investigación, pero a la vez se siente perdida el día que no escribe. Para este libro leyó libros, consultó diarios y estudió la biografía de Nahui Olin escrita por Adriana Malvido, además de contactar al restaurador Tomás Zurian, guardián de los tesoros de la intelectual.
La obra retrata a una mujer desde el punto de vista humano y relata la fortaleza de una artista incapaz de pasar inadvertida.Una mujer que voló como otras de sus anteriores novelas.
“Debíamos recordar a Nahui como una mujer inteligente, creativa e importante en el medio artístico mexicano. Había mágico en ella. La escena del libro en la que tocó un foco y logra encenderlo yo no lo inventé. Traté de plasmar su veta de mujer etérea”, confiesa al referirse a uno de los momentos mágicos del libro.
Después de experimentar el vértigo de escribir sobre una mujer grande, Sandra vive una especie de depresión postparto después del nacimiento de su libro. La calma con la escritura de una nueva obra, sobre la poeta y violinista Laureana Wright.
“Fue la primera mujer que fundó una revista de mujer para mujeres, hablaba tres idiomas en el siglo XIX. De momento ya escribí el primer párrafo”, revela y deja claro que su nuevo personaje será otra de las que vuelan.